Al sur del arboreto de la loma se encuentra la plaza de Santa Isabel. En la plaza hay dos rampas y 9 bancos, usualmente ocupados por vecinos. También hay 32 alcorques y 29 naranjos amargos (Citrus aurantium) y dos grandes parterres circulares de 10 metros de diámetro, donde actualmente crecen 4 palmeras (washingtonia robusta) junto a hierbas espontáneas que resisten el continuo asedio de los perros.
Frente al concepto de hortus conclusus, que hace referencia al espacio de cultivo limitado por muros, planteamos intervenir la plaza como si se tratara de un hortus apertus cultivado colectivamente.
Atendiendo a este deseo, exploramos diferentes estrategias paisajísticas orientadas a contemplar el verde urbano como una infraestructura ambiental y ornamental, pero también alimentaria...
La primera de ellas consiste en injertar los naranjos amargos en cítricos comestibles, aunque habida cuenta de la fecha decidimos posponer dicha acción para el próximo otoño.
La segunda, consistía en sembrar especies comestibles en los dos parterres circulares de la plaza. Como el calor estival estaba llegando, decidimos no sembrar plantas, sino semillas. Txiqui y Rodrígo sugirieron además trazar una analogía con los hemisferios terrestres.
Atendiendo a ello consagramos la rotonda situada al este a Ibn al awwam, un Andalusí que vivió hace 8 siglos en el Aljarafe sevillano, donde cultivó un huerto experimental con muchas de las plantas seleccionadas para la siembra. Su libro de la "agricultura nabatea" aún sigue siendo una referencia de la historia de la botánica.
Al oeste, seleccionamos únicamente plantas procedentes del "nuevo mundo" y lo consagramos a Jose Celestino Mutis, un humanista español del siglo XVIII que nació en Cadiz, estudió en Sevilla y terminó en Colombia explorando la flora del hemisferio occidental. Admirado por grandes científicos como Linneo o Von Humboldt, las ilustraciones botánicas de su taller aún gozan de gran belleza y misterio.
Siguiendo estos principios, preparamos dos series diferentes de sobres con semillas, otorgándole a cada participante uno de ellos para que lo distribuyeran a lo largo de los diferentes espacios siguiendo principios de co-responsabilidad.
Teniendo en cuenta el carácter latente de la intervención, estimamos necesario construir una infraestructura débil, festiva, que permitiera demarcar la acción, a la vez de servir de espantapájaros hasta que las semillas arraigasen.
Como en “un metro cuadrado de bosque” de David George Haskell, la estrategia pretende no sólo transformar el espacio público sino convertirlo en una plataforma de aprendizaje y observación de los lentos procesos naturales.
P.D.1. Especies hemisferio oriental: Alcachofa_Cynara scolymus, tomillo_Thimus vulgaris, romero_Rosmarinus officinnalis, zanahoria_Daucus carota, matalahúva_Pinpinella anisum, albahaca_Ocimum basilicum, manzanilla_chamaemelum novile, fresas_fragaria vesca, malva real_Alcea rosea
P.D.2. Especies hemisferio occidental: Tomate_Solanum lycopersicum, Calabaza_Cucurbita maxima, Calabacín_Cucurbita pepo, Cinia de México_Zinnia haageana, Cinia pom pom_Zinnia elegans, Dalia_Dahlia variabilis.
P.D.3. Dudamos hasta el final sobre la pertinencia de sembrar solamente semillas o acompañar la intervención con algunos árboles crecidos. Finalmente decidimos sembrar 2 pequeños frutales en cada parterre. El día después los robaron, realizando un gesto de coherencia estética digno de admiración. Mientras tanto más de 30.000 semillas han empezado a eclosionar inexorablemente...